Domingo
de Toro Herrera

Por Marcelo Villalba

Nació en Santiago, el 23 de enero de 1840. Es hijo de Domingo José de Toro Guzmán y de Emilia Herrera Martínez de la Torre. Por parte de padre, su bisabuelo es don Mateo Toro Zambrano y Ureta, quien fue convencido por su hijo Domingo de Toro Valdés y su madre doña Nicolasa Valdés Carrera, tía de los Carrera, de hacer la primera Junta Nacional de Gobierno, que es el inicio del proceso de Independencia de Chile. Por parte de su madre, Domingo es bisnieto de Paula Jaraquemada, mujer destacada de la historia de Chile.

Domingo estudió en el Colegio Sagrados Corazones y en el Instituto Nacional de Santiago. Realizó estudios de Ingeniería en la Universidad del Estado y prosigue estudios en universidades de Estados Unidos.

Fue unos de los fundadores del Cuerpo de Bomberos de Santiago en 1863, siendo socio colaborador permanente.

Una vez titulado de Ingeniero, trabajó como tal en el Ferrocarril del Sur, sección de Santiago a Rancagua.

En 1865 y 1866 participa en la Guerra contra España.

Se casó con Josefina Codecido y tuvieron tres hijos. El primero fue Bernardino José Domingo Toro Herrera (1866); Josefina María Julia Toro Herrera (1869-1930); y Emilio Alberto Toro Herrera (1870-1892).

En 1869 funda el Club Hípico de Santiago y es parte del primer directorio en el cargo de secretario. La constitución de esta institución se realizó en su casa el 8 de noviembre del señalado año.

En 1874 colabora con el hermoseamiento del Cerro Santa Lucía, organizando un grupo de jóvenes ingenieros que -voluntariamente- apoyan al Intendente don Benjamín Vicuña Mackenna. Arreglan las avenidas y calles próximas al cerro Santa Lucía, que se estaba  renovando como paseo público.

Como empresario agrícola que era, fue invitado como juez en 1875 a la Exposición Internacional de Santiago.

En 1876 ingresa a la Sociedad de Instrucción Primaria, siendo su presidente en 1878.

En 1878 funda la Biblioteca Popular “José Antonio Rojas”, que fue instalada en las dependencias del antiguo Conservatorio Nacional de Música.

En 1879, era Diputado suplente por Rere, período 1879-1882 y Diputado reemplazante en la Comisión Permanente de Guerra y Marina.

Domingo de Toro Herrera perteneció a esa generación de jóvenes que en 1879 dejaron los halagos de la fortuna, las comodidades en sociedad, negocios y la seguridad de sus hogares,  para tomar las armas y acudir en defensa de su patria. Don Domingo encarna el más desinteresado amor a su patria, siendo un ejemplo de ese compromiso.

Movido por el patriotismo y viendo las señales que evidenciaban que la situación chilena con los bolivianos sobre la problemática de Antofagasta se agravaba y se volvía día a día más compleja, es que motivó a otros jóvenes -integrantes de la sociedad chilena- y funda la Brigada de la Recoleta en marzo de 1879. A las pocas semanas y ya instruidos en la dinámica militar, declarada la Guerra por Bolivia en contra de Chile y descubriéndose el tratado secreto de 1873 entre Bolivia y Perú contra Chile, funda el Batallón Cívico Movilizado Chacabuco y es seguido de muchos jóvenes de la alta sociedad santiaguina que también eran parte de la 1° Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago. Invita a voluntarios de Renca, Independencia, Recoleta, Conchalí. Los integrantes de la oficialidad eran ingenieros, abogados, médicos y de otras profesiones. Los soldados y clases eran campesinos, gañanes, obreros, carpinteros, zapateros  entre otros muchos oficios. Se pudo ver desde un inicio la gran cohesión entre oficiales, clases y soldados, por el carisma de su fundador. Domingo fue Comandante del Batallón Chacabuco de 1879 a 1881.

No podemos olvidar que no era militar de profesión, sino civil voluntario, y que su inteligencia y valor fueron reconocidos por los altos oficiales por escrito. Domingo no solo se ofrece como voluntario, sino, que entrega  importantes aportes económicos para apoyar en los gastos que la patria enfrentaría en la guerra que se presentaba. Se estima que donó gran parte de su fortuna personal. También colaboró con la formación de Hospitales de Sangre, de asilos para viudas y huérfanos de los soldados que fallecían en los campos de batalla.

Su cargo de Diputado del Congreso Nacional jamás la abandonó, convirtiéndose en el “Único Diputado de la República de Chile herido en una guerra internacional defendiendo a la patria”.

También en 1879 fue nombrado Teniente Coronel de Ejército y en 1880 Coronel.

Participó en el Bombardeo de Antofagasta el 28 de agosto de 1879.

Fue Comandante militar de Mejillones en 1879, terminada la Batalla de Angamos.

Cuando fue capturado el Huáscar, el 8 de octubre de 1879, debido a su profesión de ingeniero fue él quien prestó las primeras reparaciones de urgencia al vencido buque insignia de la Escuadra del Perú.

Organizó los funerales del comandante Grau y de sus compañeros de buque, con todos los honores militares correspondientes.

Participó en el Desembarco de Pisagua a bordo del Buque Matías Cousiño el 2 de noviembre de 1879.

Participó en la marcha forzada que hizo el Ejército al  Campo de Dolores y Batalla de Dolores el 19 de noviembre de 1879.

Participó en la Batalla de Tarapacá el 27 de noviembre de 1879.

Participó en la Batalla Tacna el 26 de mayo de 1880.

En Junio de 1880, en la Batalla de Arica, participó como ayudante del General Baquedano.

Combatió en Chorrillos donde fue herido dos veces. Una de las heridas, producidas por una bala de fusil, le atravesó la cadera. No abandonó su puesto y ante la imposibilidad de caminar montó a caballo desplazándose en primera línea de su heroico batallón, para dar las órdenes correspondientes y el ejemplo como su jefe y líder. Cuando matan a su caballo, 45 minutos después de ser herido, inmediatamente pide otro caballo el que también es herido de muerte a los 15 minutos. Recién en esta situación es llevado a una ambulancia para atender la herida.

Recibe la Medalla de Jefes i Oficiales, Campaña a Bolivia i el Perú 1880 y la Medalla de jefes i Oficiales, Campaña a Lima 1882.

Domingo siempre tuvo presente que era descendiente de José Miguel Carrera Padre Fundador de la Patria y acogió en el Chacabuco a Ignacio Carrera Pinto, nieto directo de José Miguel Carrera, quien entregaría heroicamente su vida en el Combate de la Concepción, junto a todos los chilenos que estaban bajo su mando, en total 82 chilenos (76 soldados del Chacabuco, 1 soldado del Lautaro, 3 mujeres civiles -esposas de soldados-, 1 niño de 5 años y 1 recién nacido durante el combate). Se preocupó de velar por que se diera pensión a Carmela Carvajal esposa del héroe Arturo Prat, con quien además compartía amistad.

Fue Intendente de Copiapó y Coquimbo en 1881, y bajo su administración se construye el Ferrocarril La Serena – Elqui.

En 1881-1883 estuvo encargado de la Policía en Lima.

En 1883, una vez firmado el Tratado de Paz en Ancón, le fue comisionado traer a Chile la bandera chilena que flameó en el Palacio de los Virreyes en Lima y entregarla al Presidente Domingo Santa María en sus manos.

Fue miembro fundador de la SOFOFA (Sociedad de Fomento Fabril) en 1883.

En 1884 fue Vicepresidente de la SOFOFA a nivel nacional.

Fue Presidente de la Exposición Nacional en 1884.

El 26 de marzo de 1884 comienza a funcionar el Liceo de Señoritas de La Serena. En 1873 se había conformado una comisión de padres, hermanos y novios de las damas coquimbanas con la intención de patrocinar la creación de un liceo, iniciativa que fue apoyada por el Intendente de la época, don Domingo Toro Herrera, que en el año 1883 así se determinó empezando el Liceo o Colegio de Señoritas a funcionar en 1884.

En 1885-1886 fue Intendente de Valparaíso.

Siendo Intendente de Valparaíso, en 1885 construye el Gran camino de la Cintura, obra que funciona hasta la actualidad. También preside la ceremonia de instalación de la primera piedra del Monumento a la Marina Nacional.

Fue Comandante General de la Marina en 1885 y 1886, máxima autoridad de la Armada de Chile. Volvió a ser nombrado en este cargo en 1898. En este cargo, en 1886, preside la ceremonia de inauguración del Monumento a la Armada Nacional.

En 1885 fue Miembro Fundador del Club Científico Naval de Valparaíso (hoy Naval) y fue presidente del primer directorio.

En 1885-1886 fue Comandante General de Armas del Ejército de Chile en Valparaíso.

El Presidente José Manuel Balmaceda lo nombra Asesor de la Presidencia en 1888.

Entre 1888 – 1894 fue Senador propietario por Coquimbo. Se incorporó al Senado, el 3 de junio de 1889. Integró la Comisión Permanente de Gobierno y Relaciones Exteriores y fue Senador reemplazante en la Comisión Permanente de Guerra y Marina y en la de Educación y Beneficencia.

Fue Consejero de Estado en 1889, 1893 y 1896.

Entre 1889-1897 fue Superintendente de la Casa de Moneda.

A inicios de 1891 desempeñaba el cargo de Superintendente de la Casa de Moneda y producida la revolución del 91, siendo contrario al presidente Balmaceda, se margina del cargo y no tomó partido contra el presidente, que era su cuñado, casado con doña Emilia de Toro Herrera. El presidente Balmaceda dejó encargado de ejecutar su testamento a don Domingo de Toro Herrera en quien sabía podía confiar, aún siendo contrario a su pensamiento. En septiembre de 1891 debió encargarse de sepultar al presidente Balmaceda, quien se suicidó al fracasar las fuerzas gobiernistas en la Batalla de Placilla.

Una vez concluida la revolución, se le pide a Domingo que regrese al cargo de Superintendente de la Casa de Moneda.

En 1891, fue designado como Comandante del Cuerpo de Bomberos de Santiago por el Presidente Provisional General Manuel Baquedano. Domingo de Toro Herrera organiza con el Cuerpo de Bomberos de Santiago “La Guardia del Orden”, que permitió restablecer el orden ante el caos reinante por la victoria de los Constitucionalistas.

En 1892 su hijo Alberto, de profesión militar, muere a los 21 años por un ataque cerebral.

En 1896 fue miembro de la Junta Directiva de la Alianza Liberal.

En 1897 fue Ministro de Industrias y Obras Públicas entre el 25 de agosto y el 11 de octubre de 1897, y el 27 de octubre al 16 de noviembre.

Entre 1900 – 1903 fue Diputado por La Serena, Elqui y Coquimbo; fue presidente provisorio de la Cámara, a partir del 15 de mayo de 1900, y entre el 2 de junio y 11 de julio de 1900 fue Presidente de la Cámara de Diputados, Mesa Directiva que estuvo integrada por el Diputado Luis Barros Méndez como Primer Vicepresidente y Agustín Lazcano Echaurren como Segundo Vicepresidente. Integró la Comisión Permanente de Industria, a partir del 7 de agosto de 1901, fecha en que, debido a una reforma reglamentaria, se reintegraron las Comisiones Permanentes. Fue Diputado reemplazante en la Comisión Permanente de Hacienda e Industria.

En 1906 se concede una licencia a Domingo y Enrique Fabry para ocupar tierras y mares al sur del Cabo de Hornos debido a la peligrosidad de dejar estas tierras deshabitadas sin ejercer soberanía. Pero no se concretan los deseos de Domingo por temas políticos.

En 1910 En el Centenario de la Nación, desfila al frente de la Liga Patriótica en la Gran Parada Militar.

En 1911 logra trasladar desde el Museo Militar, adyacente al Cuartel de Artillería, los corazones de Los Héroes  de La Concepción hacia la Catedral de Santiago.

El 9 de julio de 1922, don Domingo logra concretar que sus queridos “niños” -como los oficiales jefes trataban con aprecio a sus subalternos y soldados- héroes mártires del Combate  de La Concepción, fueran recordados en forma permanente en Chile. Para ello inaugura el Monumento a Los Héroes de la Concepción, encomienda artística que realizó la afamada escultura Rebeca Matte. Domingo da el discurso inaugural, y fue también su última actividad pública, ya que fallecería meses después.

En 1922 era Intendente General del Ejército con el grado de General de Brigada.

Dejó de existir en Talagante, el 4 de mayo de 1923. Sus funerales fueron realizados como el de un gran estadista, con grandes honores en la Catedral de Santiago y con la participación de miles de compatriotas, muchos de ellos altas autoridades de gobierno y del Congreso. Tuvieron un lugar especial los agradecidos veteranos del 79, quienes fueron testigos de su patriotismo y dedicación a la patria, su generosidad con los heridos, enfermos, soldados y marinos, su dedicación para con las viudas y huérfanos de los hijos de Chile, que fallecieron defendiendo a su país en la Guerra del Pacífico.

Unas Palabras del Director Sobre Domingo de Toro Herrera